domingo, 26 de febrero de 2017

Rosa sin espinas

"A mi querida melliza Sonia"

No desearé el calor de tu vientre,
no pisarás mis deseos,
ni besarás las palabras,
tiernas a la sazón,
para dormir en tu almohada.

Pero eres el atardecer abrigado,
espoleas mi sonrisa,
mano tendida sin aviso
salvando el impar.

No te prometeré el sudor de la noche,
ni te sembraré en otoño
para cortar tu flor en primavera,
no te eternizaré en un ejército de hormigas
que cosquilleen tu piel.

Pero traes madera para cruzar los baches,
tu tierra es llana,
un sendero de ternura.
Tus palabras son anillos sin compromiso
y tus horas son eslabones engarzados.

No comerás para dos por mí,
ni brindaremos con manteles de campanas,
no habrá baile bajo lámparas de lágrimas,
ni lágrimas de reconciliación,
ni nata al punto de miel,
no habrá desfile de rosas blancas.

Pero pasearemos nuestras canas
cogidos de la mano,
como dos palomas blancas que se buscan
y se posan en el árbol de la vida
sin etiquetas en nuestros trajes de plumas.

Ni carne, ni pescado,
dos amantes retirados,
ni gozo, ni pecado,
pero el mismo amor replicado
sin alcoba de cuerpos agotados,
simplemente amor al fin y al cabo.

miércoles, 15 de febrero de 2017

El amor al amanecer

"Eso, así, ¿ves como aprendes?  Así, a golpes y a caricias... así somos los hombres: duros y amantes... ¿sabes lo que repetía el Torlonio? Esto: La mejor vida, Bruno, andar a cuchilladas por una hembra"
                                                                                                 La sonrisa Etrusca. José Luis Sampedro.

   
      En un día como hoy amanezco sin susurros, ni pelos enmarañados, sin ojos del amanecer, sin la cara planchada, ni almohada doblada.
En un día como hoy amanezco sin regalos, ni un sol con serpentinas al atravesar las cortinas, sin olor a chocolate caliente, ni pan quemado.
En un día como hoy amanezco sin un beso arrugado, ni ojos brillantes con montura cabalgando por mi rostro, sin una voz poderosa confundiendo mi nombre.

     Recuerdo soñar que soñaba en aquella cama, protegido por un escudo de mantas, en el sonido de la sirena que me obligaba a mirar una pizarra, al abrir los ojos veía que en lugar de pizarra, un armazón de madera, con tiradores de bronce, la sustituía, y quien atravesaba la puerta era una sonrisa tierna, de dientes con muletas y caminar lento, desacompasado, con gorro de carne y bufanda blanca sobre las orejas.
Recuerdo el calor del brasero, en el sofá central, desayunar entre las dos columnas quebradas de Hércules, mi tazón de leche endulzada en el infierno. La mancha en la camisa al sorber el pan sopado, la servilleta temblorosa en mi mejilla y el beso que lo acompasaba.
Recuerdo que caminar de la mano era caminar protegido, que la ciudad era grande, que al pasear me cruzaba con gigantes, pero no tenía miedo, me acompañaba don Quijote. 

     A lomos de su caballo carrozado nos aventurábamos en el mercado viejo, de carritos de mano y voces anunciadoras de la frescura de la huerta; nos trasladábamos al mercado nuevo, de carros con monedas, de voces y huertos enlatados. 
Nos aventurábamos en el campo y aplastaba con mis pequeños pies los terrones de tierra, lanzaba aceitunas al río, observaba los lienzos de paisajes en óleo, olía a la madera cortada, al portal de belén adornado con musgo y cortezas de olivo.
Al llegar el medio día regresábamos a lomos de un Rocinante de fiesta con tos y humo de carbonero. Nos recibía una sonrisa perfecta, de perlas desfilando en correcta armonía, de hilos de oro en estudiada conjunción y manos bienolientes de jabón perfumado en rosas.

     Vuelta al sofá central, vuelta a ser flanqueado por dos leones envejecidos, vuelta al plato hirviente, albóndigas infernales de sabor celestial. Mi estómago me adormece, las manos perfumadas me acurrucan y los labios agrietados me bendicen.

     En un día como hoy quisiera amanecer soñando que soñé que aquel recuerdo puedo revivirlo, que en algún momento en el día de hoy tendré como regalo aquellos aromas, aquel calor, el sentimiento de protección, el sonido de su compañía, los diferentes tactos de sus caricias, besos y sus voces tratando de nombrarme.
En un día como hoy no necesito más regalo, compañía, música ni alegría que la generada al cerrar los ojos y trasladarme a aquel momento, así como sentarme a escribir y después leer la transcripción de la vida compartida con mis Abuelos.

lunes, 13 de febrero de 2017

Fix You

"Usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme"
Última noción de Laura. Mario Benedetti


La tarde finaliza, sus ojos se cubrían por un velo de ambar mientras esperaba, sentado en un banco, a que la noche encendiera sus bombillas, el río enfriara su aliento y la bruma dibujara al guarda que habría de echarle del jardín.
Subida al muro, junto al río, una figura esbelta y delgada se aproxima en gesto de equilibrista, brazos en cruz y pasos cruzados. Al llegar a él se detiene y se gira quedando mirándolo.
Aún no hay lentejuelas en el cielo y él puede ver un largo cabello negro coronado por un gorro de lana blanco. La chica lo mira y le regala un flash sin foto al abrir su boca para decirle:
-Tus ojos tienen luz, tienen ángel. ¿Qué haces aquí sólo?
-Viendo la vida pasar- le contesta él.
-¿Por qué dices eso tan triste?, "viendo la vida pasar" es una expresión triste. La vida no hay que contemplarla mientras pasa.
-Bueno, eso simplemente te pasa- le responde él.
-No, eso es que te has cansado de buscar lo que te hace feliz- le replica ella.
-Probablemente haya buscado en los lugares equivocados.
-¿Y que encontraste en esos lugares?
-Encontré tristeza y la felicidad prestada. Venía con la fecha caducada.
-¿La felicidad tenía nombre?
-No, no tenía. Eran sólo fantasmas, más nada.
-¿Crees que ya no podrás encontrar la felicidad?.
-No, nunca debería decir que no la encontraré...
-Pues no me vuelvas a decir que te dedicas a contemplar la vida pasar.
-¿Y tú, que haces caminando sobre el muro?, podrías caerte al río.
-Me gusta caminar en alto, me permite coger los sueños que se esfuman de la gente que no tiene esperanza. Luego busco en el reverso, a quién pertenecen y en la noche profunda busco a sus dueños para devolvérselos.
-¿Encontraste alguno mío?
-Tengo los que perdiste y los que aún no has soñado.
-¿Cómo puedes saber lo que aún no he soñado?.
-Porque en la luz de tus ojos, te dije, me he visto reflejada.
-Me dejas sin palabras- le responde él.
-¿Te apetece resguardarte de la lluvia bajo aquella marquesina conmigo?
-¡Pero si no está lloviendo!
-¿Seguro?. Me he parado junto a tí porque tus ojos pronto lo harán. Quiero que no estés sólo cuando eso suceda. Ven te acompaño a que me cuentes quien eres, qué haces aquí y qué te sucede.

El chico se levantó, ayudó a la chica a bajar y no pudo remediar abrazarse a ella fuertemente.
-Me llamo Hans, gracias por pararte.
-Yo soy Karla. Vente conmigo. ¿De dónde eres Hans?.
-Soy húngaro. Llevo tres semanas en Sevilla.
-¿Y que viniste a hacer aquí?
-He venido a trabajar porque en mi país no hay trabajo digno para casi nadie, menos aún para un violinista. Mi sociedad se ha vuelto demasiado economicista y la vida debe desarrollarse más allá de la búsqueda permanente del dinero. Se ha instaurado la cultura de la riqueza y se ha olvidado la riqueza de la cultura.
-¿Y qué has encontrado aquí?
-He venido con un contrato de dos años en la orquesta sinfónica de la Universidad.
-¡Qué bien!, entonces ¿por qué estás triste?.
-Pues piensa que he dejado toda mi vida en mi pais, mi hogar, mi familia, mis amigos, mis gatas. Aún así, no es tanto lo que allí dejé como lo que esperaba encontrar aquí. Conocí una chica inglesa en Hungría que vivía en España. Ella fue el impulso real para venirme a este país.
-¡Qué bonito!- le dice ella.
-Sí, fue bonito mientras estuvimos juntos en Budapest, pero hace cuatro meses que ella regresó a España. Durante este año he estado preparando toda la documentación necesaria para trabajar aquí y al llegar me he encontrado que ella ha rehecho su vida con su anterior pareja y me dice que Yo quedo exento en sus planes de futuro. Así que heme aquí, en la más absoluta soledad y sin una ilusión palpable que aliente a un futuro.
Cuando me viste sentado junto al río estaba mirando mi actual vida pasar porque mi anterior vida feliz quedó atrás. Ahora no dejo de pensar si me compensa estar aquí y reinventarme en un nuevo país o dejar este proyecto en España y regresar a Hungría.
-Bueno, no desesperes, te recuerdo que he visto tus sueños futuros. Mañana te espero en el mismo lugar donde nos hemos conocido, a esta misma hora y te prometo que empezarás a vivirlos. No te has dado cuenta que la felicidad te está dando "toquecitos" en la espalda y no te has girado a recogerla.

Hans miró extrañado a Karla, mientras ella hacía gestos con sus cejas y sus ojos para que girarar la cabeza. Hans entendió, giró y como de un rayo se topó con la cara de Karla frente a él, y con un beso en sus labios. Acababa de empezar a vivir el primer sueño.


viernes, 10 de febrero de 2017

En ausencia de tí

"Te presentaste como la respuesta a una pregunta no formulada"

Jamás imaginé que doliera tanto llorar hacia dentro,
aguantándome el llanto,
llorando el aliento.
He pasado muchas noches sin dormir por el luto,
mi corazón ha sido velado varias veces,
pero no habría pensado nunca en querer dormir profundamente
durante el día
y a la noche transformarme en gato
y salir a buscarte,
mi gata.

Qué tristeza más profunda, amor mío,
saber que tuviste que huir en aquel avión
por ser maltratada en casa,
no quisieron darte el pan
y has tenido que alejarte.

Llegué tarde, lo sé, tendría que haber llamado antes
y aún así
se estrecharon nuestros cercos hasta llegar a abrazarnos.
Hoy mi tristeza, mi hondo pesar, mi llanto
se esfumará en días, tal vez semanas, con suerte en meses.
Se irá como tú te fuiste
y desaparecerá cuando no volvamos a hablar,
cuando nuestras vidas encuentren acomodo en nuestro entorno,
seguro pasará.

Encontrarás el calor en aquel gélido lugar al que volaste,
rechazarás mis versos,
la conjunción de mis besos y mis letras.
Tendrás la lucidez de que hoy, ayer y días pasados no existieron,
son sólo sombras que ofuscaron tus preparativos.
Mi soledad fue el lecho
y tu tristeza, tu incertidumbre se acostaron en él,
se confundieron y se creyeron enamorados.

El silencio, la serenidad, la sencillez y la humildad
se dieron la mano, sonrieron y echaron a llorar.

Volverás a sonreír,
volveré a fingir la sonrisa
y a equivocarme.
Volverá el amor
y lo volveré a escribir...

lunes, 23 de enero de 2017

Mis pies y mis manos

Mi mano derecha tiene bigote,
me acaricia y alecciona,
me enseña, me frena y me empuja,
es fuerte en la acción,
robusta en el consuelo.
Surgió de escuálidos huesos,
tuvo tesón como alimento que ahora exhibe en piel encallada,
para hacerse de la nada.
Mi mano derecha es la inteligencia,
la lucha, el inconformismo,
la siempre lágrima contenida.

Mi mano izquierda entra en mi vida desde temprano,
Mece mi mente, atrae el sueño,
forja mi cuerpo, es mi sustento.
Pura, sensible, inocente y frágil,
ve mis heridas antes de ser vestidas de sangre
y las cubre de emplastos de amor.
Mi mano izquierda es mi abrigo,
es pasión, incondicional entrega,
en mis ojos causa sed que en mi boca cura,
zurce cada mella en mi corazón
con agujas de acero e hilo de algodón,
la siempre lágrima incontenida.

Mis pies nacieron después,
son el camino que queda aún por andar
y serán, al final, mi destino
cuando el camino acabe.
Me sostienen y tensan mis rodillas cuando estás se doblan.
Son valor, coraje,
ingenuidad, utopía,
son límpida alegría.
Paralizan mi baile, si es descoordinado.
Mis pies son asimétricos,
uno es más grande que el otro.
Uno es el abrazo torcido, que otrora lloraba
y hoy, en virtud, alecciona.
El otro es una poción de nieve y miel
que aporta la efervescencia para iluminar mi vida.

Son mis pies y mis manos,
mis manos y mis pies
quienes hacen que yo sea el hombre que quiera ser.
Ejercitan y recomponen el ritmo de mi corazón
si este se atormenta o acelera.
Sus caricias me prometen los sueños deseados
y sus pasos forjan mi voluntad para cumplirlos.



miércoles, 11 de enero de 2017

Sin acuse de recibo

Tu silencio, maldito, hace parecer que pienses
que no pueda sentir tu lejanía,
pues heme aquí con mi letanía,
deseando ver humo blanco en tus montes.

Nuestro tiempo fue breve, no lo quisiste intenso,
sin embargo, sin querer quererlo,
contemplamos la alborada, pudiste verlo,
cada uno en su horizonte inmenso.

Sentí tus besos, tu piel, tu calor,
acaricié tu alma, tus anhelos, tu pesar, tus miedos,
deseé replicarte, a cada instante, soñé volar al sentir tus dedos,
bailé al escucharte, sonreí al abrazarte, enloquecí con tu olor.

Tu mente es una exclusa en transcición
y no aprecias al servil lazarillo
que incondicional espera tu zarcillo.
No quiero- dirás, has perdido la razón.

Y abandonarás los pinares y el mar,
la tóxica calima, la sal.
Yo desesperaré ante tu ausencia carnal,
pero aún hoy, cerca y en silencio, solo te puedo acezar.

No es la razón lo que he perdido,
la desesperación por tu silencio me empuja a sentir
lo que probablemente no existe, pero intento mentir
a un triste y huérfano corazón, desatendido.