lunes, 13 de febrero de 2017

Fix You

"Usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme"
Última noción de Laura. Mario Benedetti


La tarde finaliza, sus ojos se cubrían por un velo de ambar mientras esperaba, sentado en un banco, a que la noche encendiera sus bombillas, el río enfriara su aliento y la bruma dibujara al guarda que habría de echarle del jardín.
Subida al muro, junto al río, una figura esbelta y delgada se aproxima en gesto de equilibrista, brazos en cruz y pasos cruzados. Al llegar a él se detiene y se gira quedando mirándolo.
Aún no hay lentejuelas en el cielo y él puede ver un largo cabello negro coronado por un gorro de lana blanco. La chica lo mira y le regala un flash sin foto al abrir su boca para decirle:
-Tus ojos tienen luz, tienen ángel. ¿Qué haces aquí sólo?
-Viendo la vida pasar- le contesta él.
-¿Por qué dices eso tan triste?, "viendo la vida pasar" es una expresión triste. La vida no hay que contemplarla mientras pasa.
-Bueno, eso simplemente te pasa- le responde él.
-No, eso es que te has cansado de buscar lo que te hace feliz- le replica ella.
-Probablemente haya buscado en los lugares equivocados.
-¿Y que encontraste en esos lugares?
-Encontré tristeza y la felicidad prestada. Venía con la fecha caducada.
-¿La felicidad tenía nombre?
-No, no tenía. Eran sólo fantasmas, más nada.
-¿Crees que ya no podrás encontrar la felicidad?.
-No, nunca debería decir que no la encontraré...
-Pues no me vuelvas a decir que te dedicas a contemplar la vida pasar.
-¿Y tú, que haces caminando sobre el muro?, podrías caerte al río.
-Me gusta caminar en alto, me permite coger los sueños que se esfuman de la gente que no tiene esperanza. Luego busco en el reverso, a quién pertenecen y en la noche profunda busco a sus dueños para devolvérselos.
-¿Encontraste alguno mío?
-Tengo los que perdiste y los que aún no has soñado.
-¿Cómo puedes saber lo que aún no he soñado?.
-Porque en la luz de tus ojos, te dije, me he visto reflejada.
-Me dejas sin palabras- le responde él.
-¿Te apetece resguardarte de la lluvia bajo aquella marquesina conmigo?
-¡Pero si no está lloviendo!
-¿Seguro?. Me he parado junto a tí porque tus ojos pronto lo harán. Quiero que no estés sólo cuando eso suceda. Ven te acompaño a que me cuentes quien eres, qué haces aquí y qué te sucede.

El chico se levantó, ayudó a la chica a bajar y no pudo remediar abrazarse a ella fuertemente.
-Me llamo Hans, gracias por pararte.
-Yo soy Karla. Vente conmigo. ¿De dónde eres Hans?.
-Soy húngaro. Llevo tres semanas en Sevilla.
-¿Y que viniste a hacer aquí?
-He venido a trabajar porque en mi país no hay trabajo digno para casi nadie, menos aún para un violinista. Mi sociedad se ha vuelto demasiado economicista y la vida debe desarrollarse más allá de la búsqueda permanente del dinero. Se ha instaurado la cultura de la riqueza y se ha olvidado la riqueza de la cultura.
-¿Y qué has encontrado aquí?
-He venido con un contrato de dos años en la orquesta sinfónica de la Universidad.
-¡Qué bien!, entonces ¿por qué estás triste?.
-Pues piensa que he dejado toda mi vida en mi pais, mi hogar, mi familia, mis amigos, mis gatas. Aún así, no es tanto lo que allí dejé como lo que esperaba encontrar aquí. Conocí una chica inglesa en Hungría que vivía en España. Ella fue el impulso real para venirme a este país.
-¡Qué bonito!- le dice ella.
-Sí, fue bonito mientras estuvimos juntos en Budapest, pero hace cuatro meses que ella regresó a España. Durante este año he estado preparando toda la documentación necesaria para trabajar aquí y al llegar me he encontrado que ella ha rehecho su vida con su anterior pareja y me dice que Yo quedo exento en sus planes de futuro. Así que heme aquí, en la más absoluta soledad y sin una ilusión palpable que aliente a un futuro.
Cuando me viste sentado junto al río estaba mirando mi actual vida pasar porque mi anterior vida feliz quedó atrás. Ahora no dejo de pensar si me compensa estar aquí y reinventarme en un nuevo país o dejar este proyecto en España y regresar a Hungría.
-Bueno, no desesperes, te recuerdo que he visto tus sueños futuros. Mañana te espero en el mismo lugar donde nos hemos conocido, a esta misma hora y te prometo que empezarás a vivirlos. No te has dado cuenta que la felicidad te está dando "toquecitos" en la espalda y no te has girado a recogerla.

Hans miró extrañado a Karla, mientras ella hacía gestos con sus cejas y sus ojos para que girarar la cabeza. Hans entendió, giró y como de un rayo se topó con la cara de Karla frente a él, y con un beso en sus labios. Acababa de empezar a vivir el primer sueño.


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