domingo, 25 de diciembre de 2016

Noli me tangere

A mi hermano.

Lo siento, no os vi venir, versos tristes
que hoy me lleváis de la mano
¿Dónde?
Tranquila, no te estrellaremos
contra el olvido.
Pero despacio, mis piernas están anquilosadas
siento que se me parten los tallos,
cigüeña amputada.
Lo siento, a tí tampoco te vi venir,
cerco de sudor que dibujaba su jugo salado
y anoche, en mis sienes, clavé.
Pero dejadme,
No quiero caminar,
Violación poética,
Insulto de voluntad.
Dejádme en paz, dejadme... malditos hijos.
Ahora tengo la cabeza
pegada a un espejo roto.
Mírate en él y descubre tu realidad
eres parte infinita de un todo quebrado.
Ahora tengo un muerto pegado al alma;

se rajó con un cristal.

Lo siento, no la ví venir
atmósfera que dejó tras de sí
humedad,
Invernadero,
cueva callada.
Allí le busqué intentando marcar
mi territorio en sus esquinas como
un perro viudo de luna, pero en tu perfecta circunferencia, resbalé,
sería la humedad.

Por favor, por favor, dejadme
¿No me veis casi desnuda y ensangrentada?
Con el disfraz de ser persona
puedo crear el arte de la mentira
y vosotros, versos desarraigados
Me abrís entera, separáis las aguas
 y me recogéis en medio.
Ingenuos, creéis que soy la virtud.
Ya te hemos descubierto, sucia desnudez,
calle trasnochada lamida por la soledad,
ahora sólo puedes decir la verdad.
¿Cuál de ellas? ¿La que él me enseñó?
Esa es la del frío te quiero,
Lo carnal del te deseo,
Lo sumiso del decirte no te vayas
y lo triste del adormecimiento,
entre mis brazos aunque no lo acunara.
¡Compadeceos de mí!
 Noli me tangere.
 Mirad que mi alma, al recordarlo,
se revuelve en sí misma,
Casa de derribo,
luna que tiembla en el chaleco que apedreas.
Ahora debes desaparecer,
 has expulsado tu esencia en este estornudo,
O seguir embriagándote para olvidar que bebes.
 ¡Malditos hijos... callaos!
De tanto dialogar
Mi boca es una flor machacada.


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